domingo, 13 de enero de 2013
La última batalla de Chávez?
La salud del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, mantiene en vilo a su país y a todo el continente, incluyendo a una gran parte del mundo. Es el tema en palestra de este inicio de 2013, y el resultado influirá sin dudas en la estabilidad de varias naciones relacionadas.
Las oraciones para que suceda un milagro y el presidente rebase esta situación de salud son generalizadas. Hasta sus adversarios, si son de ley y honra, por razones humanitarias, también lo hacen; de hecho son muchas las tendencias y sectores de Venezuela, que desean asistir a Cuba a visitar al enfermo y gestionan el convenio oficial para que no quede fuera su interés en la salud de Chávez.
Aparentemente el líder suramericano es mantenido vivo por aparatos conectados, de los que dependen sus signos vitales. Será entonces imposible que reasuma el poder de nuevo, como corresponde oficialmente a la ceremonia de investidura presidencial que habría de efectuarse este jueves 10 de enero, como resultado exitoso de las elecciones realizadas en octubre, que el líder ganó legítimamente.
Poco puede hacerse ante tan fatídico y dramático cuadro. Cuando la muerte rodea de modo tan abrumador, se cierne una gris estela de dolor y confusión ante las ráfagas de las adversidades repentinas, y proyectadas. El mundo tiene ya la impresión de una virtual muerte de Chávez, un desenlace inminente.
Es tan extraño y paradójico cuando la vida no alcanza para recibir los lauros, cuando las fuerzas se ausentan para sostener la antorcha del triunfo. Es casi una premonición gloriosa y al mismo tiempo un presagio de término de una última etapa con todos los retos, desafíos, temores que contrae.
La complejidad de la enfermedad de base, la del cuadro comatoso, es superior a la contingencia médica y al alcance de la ciencia. Aún de las fuerzas y voluntades socioeconómicas, y hasta políticas, espirituales. Han salido toda clases de conjeturas producto de las escasas informaciones y noticias oficiales. Lo que sucede en Venezuela es una generalizada ansiedad ante la situación de Chávez.
La sorpresa del milagro también es igual esperada por los más optimistas y creyentes. Hasta hay temerarios que apuestan a las estrategias del sistema, a tácticas sectoriales, mientras el lente de la opinión pública persigue los pasos de los más cercanos, involucrados, afectados e interesados. Revelan la misma magnitud de seriedad y estupor. Y tras viajes familiares de despidos, hasta las noticias de muerte se han colado en páginas sociales y en medios de prensa.
Ni Cuba, ni los médicos, ni los medios cubanos dicen nada parecido a los nefastos rumores populares; más bien se mantienen esperanzados ante el simbiótico cuadro, que desde toda óptica es, y será, muy interesante para estudios posteriores de relación, asociación y referencia desde varios ángulos.
A pesar de todo, el cuadro puede perdurar o puede sorprender de otra manera. Eso es lo delicado de la inmediatez. Imposible saber hasta cuando, de forma titánica, Chávez luchará solo lo que podría ser la última de sus batallas.
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